https://youtu.be/soQyCYRd4nM Biografía
Vanessa Marín. Poeta.
Obras de la autora: Cáncer de Alma. Poesía 2009 El Renacer de la Mariposa. Poesía 2011 El Laberinto de la Lady Cabrona. Poesía 2013 Entre Diosas. Poesía 2016
Este poemario se encuentra inscrito bajo el número de registro: 261743
Reseña
Este poemario, no es una explicación de la mitología griega, simplemente
intenta representar lo que somos todas, diosas de la belleza, el amor y el
deseo. Afrodita, en la cultura moderna es conocida como la diosa del amor, se
decía que podía hacer que cualquier hombre se enamorase de ella con solo poner
sus ojos él. Safo, por otro lado, vivía la diversidad del amor, enamorándose de
todas sus discípulas y manteniendo relaciones con muchas de ellas. Existe un
fragmento poético en donde Safo establece una conversación con Afrodita, que es
con quién más se identifica y tiene relación: “Y sonríes seductora. Sí, esto
aterra mi corazón dentro del pecho, pues tan pronto te miro un instante, como
ya me es imposible decir una palabra, pues mi lengua desfallece en seguida, un
fuego sutil irrumpe bajo mi piel, nada veo con mis ojos, zumban mis oídos, se
me esparce el sudor, un escalofrío me apresa toda, estoy más pálida que la
hierba y me parece que falta poco para morir. Pero todo hay que soportarlo,
pues esto es así” Afrodita y Safo tenían en común que ambas se enamoraban de
quienes le dejaban importantes lecciones sobre el Amor. Todas somos un poco de
ambas…
Agradecimientos: A ustedes lectores.
Edición: Danilo Pedamonte
Colaboración: Jenny Rojas Editorial:
Aquiles Ediciones
Fotografía: Vanessa Marín, Macarena Toledo y
María Ignacia Toledo
Me declaro
Me declaro caminante
de una ruta incierta,
personaje secundario
de un cuento sin fin.
Me declaro sobreviviente
de un mundo agonizante.
Una diosa de un planeta
escondido tras la luna.
Me declaro prisionera
de un corazón quebrantable,
princesa de un castillo de cartón
esperando a un dragón de dos cabezas
que lance fuego
y queme todas las surcadas del amor.
Perfecta e imperfecta
me declaro,
esclava de mi propia voz
y verdugo de mi propia piel.
Me declaro mujer niña,
niña mujer
o una mezcla extraña que no aclaro
solo sé que me declaro
y ni siquiera sé por qué.
Por último,
me declaro declarante
de una declaración declarada
y si por todo esto
nada ha quedado claro,
culpable me declaro,
por no haber declarado a tiempo.
Mi amor por aquellas flores es un acto
revolucionario.
Carne
¡Oh Dios!
Arranca de
mí
este
inevitable deseo de carne
que supera
todo raciocinio y juicio.
¿Te
insulta mi sexo,
mi
espíritu inflamable
te
deshonra?
¡Ayúdame!
¡Porque en
todas habito!
Muerdo sus
aurículas,
toco sus
espíritus,
¡Para no
matarlas
me
resisto!
¡Oh Dios!
Si tú me
has creado,
arranca de
mí
este
desenfrenado sentir
que
humedece todos los caminos
de mi
vulva.
Sueña que eres un poema y te escribo.
Desnuda
Heme aquí.
Desnuda.
Con la piel ajustada a mi sombra.
Sé que soy la autora de tu sofoco.
Cabalga en las llanuras ya no mías (Sino
tuyas)
Traspasa mi ombligo con la emoción que te
aguarda.
¡Tu viaje sobre mí no detengas!
Como pez agitado
derrama sobre mí todas tus espumas.
¡Mírame!
Estoy viva...
Amenaza de Muerte
¿Deseas morir?
Entonces ámame.
El juego de Afrodita
Sé que me deseas,
el distinguido movimiento
que haces con tu cuello te delata.
¡Tus reacciones me condenan al infierno!
Atrévete y esparce por mi cuerpo tus hervores
mientras me desvistes,
sentirás mis besos chorreándote por las piernas.
Incluso podemos tocarnos
por aquí por allá,
como un hito de menor alcance,
permitiendo el flujo,
conmocionadas
y sin cierre de fronteras.
Podríamos repetir el casual encuentro
cada día.
Escuchar jazz,
tomar wiski,
mientras hablamos de películas
de cine independiente.
Podríamos saborear un tabaco,
o si prefieres no fumamos
y nos miramos hasta el orgasmo.
La idea es chorrearnos,
querernos,
sentirnos,
emborracharnos.
Volvernos locas,
fumarnos,
bebernos,
Juguetearnos.
Vehementes todas,
estremecernos,
sudarnos
amarnos…
¿Quieres bailar con mis hormonas?
Me basta con imaginar que me golpeas con tus
caderas, mientras que con mis dientes te
arranco la piel…
Instante
Cierra tus ojos,
siénteme…
no,
mejor ábrelos
¡Entra!
Siente la ambivalencia de mis vísceras agitándose
cuando con tu lengua me asedias.
Siente que me tomas y me dejas.
Ámame,
de un modo contradictorio…
Edén
Trágate mi sabia,
quítame los pétalos
¡Desnúdame!
¿Sientes mi tallo?
Lámelo…
despacio,
no,
así no…
más despacio,
como si lo fueses a lamer por última vez.
Eres la llama que flamea en mi jardín tubérculo
¡Enciéndeme!
Desnudas
Voy formando círculos en tu piel,
debajo de tu ombligo soy un río sin cause.
Me desaparezco en ti
y desde lo más hondo renazco
para infinitas veces florecer.
Voy sintiendo unos rojos latidos
de un desenfrenado corazón que convulsiona
cuando siente que traspasas todas mis membranas.
Tú me quieres desnuda en tu desnudez
y yo quiero que te rebalses sobre mis caderas
¡Libre!
Como recién parida,
como flor que crece en primavera…
Toda tuya
Con cada uno de mis dedos
como pinceles que perfilan lugares arduos
en un cuadro renacentista,
trazaré todo tu cuerpo.
Osada viajaré
por tu completa anatomía.
No dudes que seré toda tuya
y tú toda mía.
Caracola
Hacia tus rincones más inhóspitos
viajo errabunda.
Sobre tu piel carmesí me corcoveo.
¡Enloquezco!
En ti,
ávida me hundo.
Estoy plena,
nada me detiene,
cuando estoy mojada
como una caracola.
¡Hazte cargo de lo que tu aroma provoca en mis hormonas! Hazte cargo...
Mojadas
Te niegas a aceptar que me gustas,
que te gusto
¡Pero me buscas!
Recuerda que tienes
una flor que se moja.
Me rozas casualmente
¡Cuidado!
Estoy frente a ti
¡Tómame!
Yo también tengo una flor que se moja.
Abulia
¿Indiferencia?
No.
¡Maldad!
Usted no me mira cuando la miro.
Me falta el respeto,
me esquiva y aborrece
¿Qué se cree?
¿Usted no sabe que puedo ser mala muy mala
y decirle a todos después
que soy buena muy buena?
¿Lo comprende si se lo explico con peras y
manzanas?
¿Se lo dibujo?
¡Me tiene aburrida
con su forma tan despectiva y arrogante
con la que me trata!
¿Sabe qué más?
¡Me rindo!
¡Me voy!
¡Sí!
¡Me voy!
¡Y no me detenga!
No me pida que regrese después,
cuando cierre la puerta por fuera.
No me suplique sobre la leche derramada,
ni se ponga a llorar como una niña chica.
No se atreva a jugar conmigo,
no se atreva.
No diga que me aprecia
mientras yo la amo con locura.
¿Por qué me hace esto?
¿Por qué no
me mira,
por qué no
me mira,
por qué no
me mira?
¿Por qué me
excluye de su metro cuadrado
pone límites
y toma
distancia?
Oiga,
le estoy
hablando.
¡Míreme cuando le hablo!
Porque si no,
voy a quemar su casa
¡Y no!
No soy psicópata,
soy pirómana de su distante mirada
¡Óigame bien!
Llevo horas,
que son siglos
esperándola
¿Usted cree no tengo frío
que no me da hambre?
¡Insensible!
Me gasto la vida suplicándole una mirada
y usted me ignora,
me deja mirando sola algo que parece nada.
Usted me supera,
agota toda mi paciencia,
me exaspera
y la odio.
No existe norma que no se atreva a romper la
señorita,
porque mientras le escribo estos versos,
usted cepilla sus amarillos dientes,
se pinta las uñas desgastadas,
se maquilla los labios detrás de un espejo roto,
se toma un café amargo sin azúcar
o le cuenta a alguien sobre la teleserie
mexicana
¡Cobarde!
¡Inconsciente!
¡Mal agradecida!
Tiene la osadía de escurrirse en este poema
como quien se pasea por el living de su casa.
¡Descarada!
¡Desfachatada!
Tiene la desenvoltura de seguir
desparramándose sobre esta hoja
y herirme con su indolencia.
Pero no se preocupe,
se ponerle punto final a las cosas
cuando se hace el ridículo
como un payaso de circo pobre.
Porque en este poema
yo soy la trapecista que se cae y se mata,
mientras usted es la maestra de ceremonia
o la jefa de pista.
Tengo que implorarle una mirada,
hacer tributos al sol para que me escuche,
realizar malabares con las palabras
para tener su atención
y nada.
¡Nada, nada, nada!
Tengo que escribirle,
recitarle,
llorarle y olvidarle.
Sobretodo olvidarla.
¡No!
Sobretodo llorarla…
¡Qué digo!
Odiarla.
Sobretodo odiarla.
Pero en fin.
Yo me voy de este escrito
con olor a bar de mala muerte
¡Váyase usted también!
¡Pero váyase bien lejos!
A la cresta si quiere,
o la punta del cerro,
o atrás del cerro mejor.
¡Entiérrese!
Hasta que sus osamentas sean encontradas
en cien años más junto a este poema de mierda.
Por cierto,
también váyase a la mierda.
Pero se lo afirmo tajantemente,
anote el día y la hora.
Lo proclamo ante dios y la ley:
Alguna vez seré yo quien no la mire
y la ignore tanto,
que querrá ser poeta…
He imaginado por dos segundos que mi lengua se tragó la tuya…
Sé la estrella que busco en el cielo con el
pecho apretado.
Invidente
Eres como una foto en blanco y negro
que de colores anhelo pintar
con destellos prodigiosos.
En ti,
hay un desierto pedregoso que habitar,
del cual ser parte quisiera.
Sutilmente bajas la mirada cuando me acerco,
como quien baja un telón en un teatro vacío.
Mis manos se mueven invisibles rosando tu pelo,
mientras tus labios con mi dedo acaricio.
¡Ciegos todos!
Especialmente tú,
que te marchitas en un paisaje solitario
negándote al sol que me habita.
Persuasión
Soy quien lame tu cuello por las noches,
bajo un destellante semáforo en rojo.
Soy quien colma todos tus vacíos
y te inunda.
Soy quien altera tu silencio
y lo grita con eco en la vía láctea.
¡Confieso!
Que mi vientre por hormigas insaciables
es devorado cuando te veo,
que mis manos tiemblan
y mis piernas entre las sábanas se escurren.
Así es como viajo por tu cuerpo cada noche
y lo recorro como un soplido,
mientras tú duermes
y sueñas con los angelitos…
¡Cuéntale! Que dormí dentro de tus ojos un día…
Un abrazo tuyo le pido al universo a cambio de todo lo que tengo…
Sentencia
Esta es la resolución del caso:
Te absuelvo de todo pasado
que haya rasgado tu corazón
con el desprecio y la malquerencia.
Por eso a la inmensidad de mi amor te sentencio.
Afrodita le preguntó a Safo: ¿Qué crees merecer?
-Merezco la cárcel - Respondió.
Nunca podré perdonarle tanto amor
Cuando ya no quedaban más palabras
por decir,
tomé un puñal
y lo clavé en su espalda.
¿Cómo se vuelve a comenzar
después de haber matado a alguien?
Nunca podré perdonarle tanto amor…
Culpable soy no me den justicia…
La voz,
apaga la voz
¡Cállate!
Cierra puertas y ventanas,
párate ahí y no gires.
Sobre la mesa deja las llaves.
No,
no voltees,
no me hagas esto
¡No me mires!
Revivir nuestra historia no quieras
¡Y no llores!
No,
no llores,
no me partas en dos nuevamente,
no viertas cristales sobre tus mejillas
¿En verdad nunca te diste cuenta?
¡Soy transmisora de un virus demoniaco!
Todo lo que toco lo destrozo,
lo quiebro,
lo hiero,
lo ensucio,
lo daño,
lo rompo,
lo corrompo,
lo destruyo.
Créeme,
quería llegar a tu lado
como una anciana empalagosa y doliente
hasta el fin de los tiempos,
tu rostro fuere el que mirase por última vez,
pero las cosas cambian,
anochece tan pronto sin darnos cuenta,
se nos pasa la vida,
la vida toda…
Yo quisiera me condenaran por esto lo juro
¡Que en la hoguera me calcinen por dejarte
partir!
Culpable soy no me den justicia…
Desolación
Fui cruel,
te abandoné y no me importó
¿Qué clase de ser humano soy ahora?
Vertientes de maldad son mis espejos,
siniestras voces malévolas me gritan
y un puñado de angustias lo ensombrece todo.
Dicen,
que no solo van al infierno los que dañan a los
demás,
sino también los que no se perdonan a sí mismos.
Búscame ahí si tienes piedad.
Pregunta a Satanás
por la ramera que no supo valorarte.
Que sabré yo de un Dios
que dicen todo lo perdona…
El mal que hay en mí
No puedo arrancarme el recuerdo
de tus aguadas y húmedas pupilas
suplicando un regreso.
Te advertí que el mal que hay en mí
terminaría por destruir
lo que ángeles como tú
cimientan con tanto esmero.
Me duele tanto
que ya ni siquiera sé si es dolor esto que
siento.
La maldita primavera no es una canción, sino una realidad que supera la ficción
Maldita primavera
Una flor que saqué de raíz,
sobrevivió entre mis torpes manos.
Obstinada desafió la muerte
dejando que yo,
su verdugo,
la cuidase post-mortem.
Soy quién pasa por jardines resplandecientes
convirtiéndolos en pantanos.
Soy quien lo arruina todo y lo marchita.
Soy la profana egoísta que debió estar en su lugar.
¡Maldita Primavera!
El Vuelo de las Palomas
No me dejes, prometo que
esta vez será distinto - me dijo - antes de alzar el vuelo
Sabías que
era imposible sostenernos,
que el
daño estaba hecho,
que los
pájaros que tanto se amaban
dentro de
nosotras
volarían
para siempre
al
cementerio de las aves.
Ya no
tengo fuerzas para escribirte,
son
demasiadas despedidas,
demasiadas
muertes
para un
mismo funeral.
No voy a
volver.
Irreflexión
Reconozco que ya no me importas.
Sucede que eso que llaman “Amorchssss”
para mí,
no es más que una pausa,
un retortijón en el vientre,
una jaqueca,
un derrame en el ojo,
un piojo fastidiándome en el pelo,
una coma mal
usada
para
desordenar secuencias de acciones.
Un discurso barato
con signos de interrogación
en su argumentación más profunda.
Créeme,
traté de ser como el común de las personas.
Repararme para volver a creer
que cualquier reencuentro es posible,
que finalmente hubiese sido una crónica más
de otra muerte anunciada.
Así que no insistas
¡Por favor no implores!
No me ruegues
¡Basta!
Este poema tiene punto final,
no existe posibilidad de puntos suspensivos.
La Culpa de Safo
Si pudiera sanar
de su destrozado corazón
un breve fragmento
¡Si pudiera!
Pero entiendo que hay cosas
que no se pueden remediar.
Le invade el rencor
y a mí,
la deliberada estupidez
de no saber medir las consecuencias.
¡Mea culpa,
mea culpa,
mea máxima culpa!
A Yiscah
Como una hoja de otoño,
seca y quebradiza
esta que te escribe era.
Pero cuando sonreías,
me convertías en primavera.
Eras la superabundante luz
que mis noches sombrías alumbraba.
Dios me abrazaba a través de ti.
¿Quién tendría miedo
si tus brazos alcanzaran para el mundo?
Mi último Otoño
Desde que te fuiste
susurra un viento gélido,
susurra.
El aire que respiro me paraliza
y el sol es un candil escabroso.
La pena me enloquece,
me caigo a pedazos,
la preciosidad de la vida
sucumbe como tétrica cosa.
Extraño la tibieza de tu cuerpo,
me retuerce los huesos y mi carne,
mis suspiros son espasmos dolorosos.
Ya nada tengo y todo me sobra,
soy la hoja de otoño que se rompió para siempre…
Duelo
Ya ni siquiera puedo juntar mis manos para
rezar.
Se apaga mi voz
que a tu lado era un canto glorioso.
Sin ti,
mi respirar es un débil jadeo,
me estoy muriendo…
Lentamente me voy de esta tierra
y en tu recuerdo me retuerzo.
En el silencio de mi habitación me retumba todo.
Dios estaba cerca si estabas a mi lado,
pero ya no está,
se ha ido,
solo vivo el instante que me regala por
misericordia…
Y mi pluma…
¡Ah mi pluma!
Se gasta de tanto que te llora,
te sufre,
te extraña,
te mata,
te resucita,
te escribe,
te borra,
te pinta,
te despide y te acaba…
¡Ah mi pluma!
No hay color negro que defina
lo oscuro que se ha tornado mi existencia
desde que ya no estás…
Me estoy muriendo de pena…
Tengo pena,
no podría explicarlo.
Siento que me rompo
entre todos vosotros.
mis párpados cansados caen,
mi respiración se vuelve irregular y trabajosa,
presento apneas
de entre cinco segundos hasta un minuto.
¡Me ahogo!
Manchas de color púrpura
delatan mi circulación sanguínea reducida,
las plantas de mis pies
como cenizas palidecen,
doy pasos lánguidos por inercia,
me encuentro oprimida
en mi deterioro cognitivo.
¡Agonizo!
Las estrellas de luto
hacia un universo congelado me arrastran.
Estoy sola/parada en la punta de un iceberg
¡Como hielo me deshago!
En un pantano estrepitoso me hundo.
Siento un frío escabroso recorriéndome
por estas últimas estrofas
que susurro moribunda.
Siento que me voy de este mundo,
desnuda y llena de inocencia.
Maliciosa es la esperanza
que es lo último que se pierde (Dicen)
¿Qué escribo ahora que te has ido?
Me he convertido en un simple puñado de letras.
Contigo huyeron todas las palabras…
Perdón, no me pude aguantar. Vomité
“En el camino del amor, paisajes hermosos” – Me dijo una amiga… (Tiempo después
la asesiné por mentirosa)
Creí que éramos invencibles,
pero no,
me equivoqué.
Esta situación me molesta,
me perturba,
me enloquece,
me desespera,
me irrita,
me exaspera
me impacienta,
me enfurece,
me indigna,
me sulfura,
me enrabia y qué…
¿Acaso no me puedo enojar?
¿Por qué debo utilizar metáforas sorprendentes,
versos armoniosos
o rimas adecuadas,
si esta es una maldita poesía
que no tiene nada de rosa?
No pienso buscar palabras precisas
y rimbombantes sonetos
para que todos los huevones se encanten
¡Pico!
¿Si se me acabaron los argumentos qué?
¿Me van a decir algo?
¿Ustedes creen que soy una chupa medias?
¿Creen que me importa lo que piensen?
¡Me vale Madre!
Si estoy enojada conmigo,
contigo,
con él,
con ella,
con ellos
¡Con todos!
Porque esta es mi pena
y por eso este es un poema del orto.
!Ay dios mío!
Como duele todo esto,
primero la tristeza,
luego la rabia,
el arrepentimiento,
la culpa,
la conciencia,
las pesadillas,
las pastillas,
luego te busco,
te suelto,
después me largo a otros brazos
y esto no es justo,
es una mierda
una canallada
!Váyanse todos a la punta del cerro!
O si quieren me voy yo
no tengo problema.
En fin,
en conclusión,
en resumen,
etcétera…
Creí que éramos invencibles.
Por la reputísima madre
que parió todas las flores
¡Séquense todas!
¡Ya no me importan!
¿Para qué?
¿Por qué?
Ya no tiene sentido.
Se ha vuelto insípida,
inodora e incolora, la vida.
Y mi alma,
pobrecita mi alma,
ya inventaré algo bueno que hacer con ella,
mientras tanto la tengo dibujando,
las dos tenemos trabajo que hacer,
sobrevivir supongo.
Todo lo arruiné
y como se habrán dado cuenta,
acabo de estropear este poema
que más parece una prosa o un verso libre,
o una huevada
!Qué importa!
¡Qué les importa!
¡Qué me miran tanto!
¿Acaso les gusto
o les debo plata?
No quiero halagos,
ni aplausos,
ni abrazos,
ni besos,
ni nuevas amistades,
ni invitaciones a comer,
a tomar tecito,
a caminar,
a soñar
¡No quiero!
Porque todo lo que quería
estaba en una persona que ya no
está,
se ha ido,
o la dejé ir,
es lo mismo,
no estamos ahora.
Moriré con esta culpa.
Incluso después de muerta
seguiré muriendo por esto...
Por primera vez consiento
que mis enemigos hagan rienda
suelta.
Así que por favor,
si alguien me odia,
este es el momento,
plena facultad les concedo
para que me maten
o me pateen la raja.
(¡Gracias!)
Si algún día te marchas, viviré para esperar tu regreso.
A la altura de los Astros
No tendré miedo
si sostienes mi mano cuando
muera.
Te esperaría después
a la altura de los astros.
Construiría una cabaña de roble sobre uno.
Cortaría mucha leña para el
invierno.
(El mejor pretexto para abrazarse:
El invierno)
Te leería versos de Cortázar
sobre una alfombra persa
en donde cada noche haríamos el amor.
De fondo pondría Rachel Portman
con alguna de sus melodías
y encendería la chimenea
mientras un vino añejo
nos baja por el vientre.
No tendré miedo
si sostienes mi mano cuando muera
¡Te esperaré!
Ya lo sabes:
¡A la altura de los astros!
Mi vida tuvo el más importante de los sentidos, solo por haber coincidido
contigo en este mundo.
Para conocer el paraíso no necesitaba morir, porque el paraíso estaba en ella.
- ¿Te quieres quedar? - Sí, por eso me voy… (J.G)
Homenaje
Una mesa,
Dos cafés
y un par de sillas
para el montaje de despedida.
Para ser devueltas sus cosas en un bolso.
Todo pensado para no flaquear.
Mientras me diga que no,
que no más,
preparo un discurso.
Sé que después lloraré hasta morir.
No te he olvidado, solo me fui.
Roca
Soy una roca que se rompe,
alguien me arrojó tan fuerte contra algo,
no recuerdo qué.
Estuve muerta
no me importó
ya había muerto antes
!Pero el hecho!
El brutal acto de lanzarme
hizo que todo doliera,
porque quien me lanzó,
fue quien menos esperaba
que me hiriera.
Mutiladas…
“Esta será la última vez que nos veremos” – Me dijo.
Y como una niña
que mira por última vez
aquel juguete que tanto ama,
me abrazó y se fue…
El mundo se detuvo
para meterse dentro de mi pecho
congelado.
Fuimos dos agónicas
exhalando el último suspiro,
dos almas saliendo de sus cuerpos
estériles,
vencidos.
Lo cierto,
es que no he vuelto a oír
palabras tan sangrantes
desde ese día…
Este no es un poema
Sacaste lo peor de mí
¿Ahora cómo me perdono?
Este no es un poema,
es una foto de una mujer perturbada
golpeando su cabeza contra la pared.
La Dama Blanca
¡Esa valentía y coraje
de quien lucha por lo incierto!
No puede ser más
que el resultado de una princesa
que atrapa mariposas nocturnas
a plena luz del día
con espadas de oro
¡Heme aquí dama blanca!
Ven a mi reluciente.
¡Atrápame si puedes!
Pero debes aprender
que hay socavones sin fondos,
que si metes tus manos por mi ombligo
verás un alma doliente,
aletargada en su más silente rastro
¿Insistirás?
Finalmente tú decides
si lames o no mis huesos,
si comes o no mi piel,
si te arriesgas a perderlo todo
o mueres en el intento…
No sé cómo voy a vivir sin ti, ahora que te conocí. (J.H)
Ándate
No seas testigo de mi agonía
¡Ándate!
No seas compasiva.
¡No te hagas la valiente!
No pretendas luchar con mis demonios,
no pretendas.
Porque moro en las tinieblas,
lo sabes.
En cambio tú,
entre la gente enmascarada vives.
No soy como ellos,
no calzo en el planeta tanto
como en tu blusa ardiente.
Entiende que ya no puedo ni quiero amar,
me siento perdida,
lejos de mí.
Me perdí,
buscándome.
Mi rostro frente al espejo
ya no reconozco.
Ahora soy un cadáver
con el espíritu carcomido,
cicatrices no cerradas, sangran.
Una gran angustia me roe,
sombras deprimentes
manosean mis pies cuando duermo
y mis sienes
al compás de una nota en MI menor
palpitan en mi cabeza…
Ándate.
No soy poeta - me dijo
entristecida. Lo eres cuando me besas - le contesté.
Cabellos Rojos y Pecas
Diosa colorada,
en todos mis mares desnuda te sumerges,
para surgir con fuego y
vehemencia.
¡De sangre te vistes,
de sangre!
Turbulenta,
entre mis muslos te resbalas,
los surcos de mi entrepierna recorres descalza,
nada enloquecida tu lengua por mi boca,
jadeas sátira cuando tu espalda rasguño
¿Me oyes aullar el alma, preciosa?
Tú eres vértigo y yo el abismo
¡Cálmate!
Me haces temblar hasta los dientes.
Me estremece tu figura
y nadie me perdona.
Perdóname tú,
que en tus manos tienes un imperio de amapolas.
Palpitante corazón errabundo.
Centelleante,
Pequeña, hermosa y colorada.
Eres huracán y soplo,
ferocidad y ternura.
Si mi vida ya robaste
¿Qué te ambiciona ahora?
Peligrosa…
Todo lo dejé por ti…
Soy un pez resbalándome en tu cuerpo…
El Universo esté lleno de estrellas. Le he pedido a Dios que todas brillen para ti al compás de un Do Mayor (A Anthonya)
Tu dolor
Tus pupilas sombrías
delatan el dolor que te abruma.
Ya no hay nada más que te pueda decepcionar.
Apenas susurras
¡Jadeas como si estuvieras muriendo!
Una herida entreabierta tienes en tu corazón
y tus labios de terciopelo conviertes en horribles paisajes
cuando expresas tus infortunios.
No llores,
por favor no llores,
las lágrimas que caen por tu rostro
reducen la faz de tu belleza.
Penumbra
Ella pensó:
“Dios me salvará,
el todo lo puede,
todo lo sana”
Pero la paralizó el dolor
de una mariposa herida
que se posó en su hombro
y despojaron su fe los espíritus
de la desesperanza.
Nunca más se supo de la poeta.
Dicen, los que visitan los pasillos tenebrosos del tiempo,
que alguien murmura desconsolada desde algún lugar:
- ¡Sálvenme! sálvenme…
sálvame…
¿Mamá estás ahí? ¡Tu hija se desgarra!
La Muerte de la Princesita
Él, era su tío,
pero se lo metió igual.
Era su héroe;
la protegía de dragones y fantasmas.
Pero, se lo metió igual.
Bajo sus protectores brazos
en diluvios y tempestades,
cobijaba,
pero se lo metió igual.
Los mejores dulces y juguetes le regalaba el tío
¡Era el tío!
Pero se lo metió igual.
Era un hombre culto y elegante.
Pero igual…
Su niña.
“Mi niña, la niña” - Con voz
menguada le decía.
Pero se lo metió igual…
Se lo metió,
Se lo metió,
la desgarró,
la desfloró…
Se lo metió mil veces,
mil noches,
mil días.
Sus calzones sangrantes lo sintieron todo.
Lo vieron todo,
sus calzones sangrantes.
Ahora la pequeña princesita
es una mujer que llora como niña
en los pantanos de sus recuerdos.
Luisa
Sé que ella sintió mi mano en su espalda mientras dormía...
¿Mamá? – Le dije – Pero no respondió...
entonces besé su frente,
como si su frente fuera el último lugar más bello del mundo que visitaría…
Entre Diosas
Sutiles roces nos transportan al Olimpo.
Desnudas nada nos detiene.
El fuego no es peligro
si nos humedecemos bastante.
¡Somos Diosas!
Descubrirnos es un arte.
Ligero es el placer de acariciarnos,
lo revelan mariposas copulando.
Por nuestras venas
transcurre la belleza.
Delicadas,
glamorosas,
locas,
¡Impúdicas!
Perversas.
Desvanecemos al besamos,
nos deseamos,
saboreando espaldas destiladas,
conservando el viaje hacia el escote.
Divas entre primates y caníbales.
Soberanas de submundos.
Reinas de imperios vencedores.
Heroínas con espadas de oro.
Quién podría comprenderlo…
Nada más potente que nosotras
gobernando el mundo.
Canutis Linguis Venenus
Otra vez la vieja canuta
que vende en
la esquina
el kilo de
papa a mil, me dijo:
¿Y a usted no le da vergüenza ser una degenerada?
¡Por sus abominaciones anda en boca de todos,
por sus
abominaciones!
¿Acaso cree que ha Dios le gusta las cosas que hace?
¿Sabe?
La va a castigar
¡Que usted fornique y ande atolondrada por la vida
no es
ninguna gracia!
¡Por sus pasiones vergonzosas y lascivas se va a ir al infierno!
Usted es una pecadora,
una resuelta,
una adúltera,
una inmoral
¡Sucia y pervertida!
¡La palabra dice que las mujeres como usted
no heredarán
el reino del señor!
¡Únase a nuestra doctrina si quiere ser salva!
¡Usted debe alejar a satanás de sus depravaciones!
Nunca es tarde para quien tiene un demonio dentro.
¡Arrepiéntase!
¡Suplique el perdón por sus ilimitados actos corrompidos!
¡Salve su espíritu de las posibles enfermedades!
¡Alabe al señor dando el diezmo al pastor si es necesario!
¡Alabe al señor dando el diezmo al pastor!
¡Alabe al señor dando el diezmo!
Usted debería ser una señorita de bien,
guardarse los sábados y los domingos,
buscar un buen marido de la iglesia, claro.
Leer la biblia y orar
¡Límpiese mujer impura de actos lujuriosos!
¡Que nuestro padre la perdone por su falta de autocontrol emocional!...
(Bla bla bla
bla)
La vieja canuta que vende en la esquina el kilo de papas a mil
me hablaba y
me hablaba,
pero yo solo veía una boca moviéndose como una mula,
su lengua
tragándome como una serpiente,
lanzando su
halitosis como un dragón…